Historia multicultual del teatro y las teatralidades en América Latina. Villegas Juan.
La nueva modernización….
“En América Latina, hacia los años treinta se producen varios cambios: sociales, económicos y culturales que alteran la producción y recepción de objetos culturales y en el plano de la cultura, el rasgo más evidente es la proclamación, por ciertas minorías de intelectuales, la necesidad de sustituir formas artísticas anteriores por otras más deacuerdo con los nuevos proyectos sociales.
Con respecto al arte escénico se producen cambios significativos que generan una renovación del quehacer artístico y la producción teatral. Transformaciones que determinaron cambios fundamentales en la producción de obras de arte”. [1]
Y de esto surge mi inquietud…
Muchas veces me pregunto por qué y para qué es importante hacer teatro, arte en sí?. Y me he dado cuenta que es porque a nivel individual ha permitido que aflore las manifestaciones de mi ser y me ha permitido encontrar nuevos lenguajes para proponer no solo en el acto creador, también en mi forma de vivir y de reinventar mi existencia en este tiempo, no tiempo. Ha sido una herramienta que me a ayudado a entenderme y descubrirme, de habitar el planeta como individuo particular dentro de la colectividad.
Estudiando, poco a poco e ido entendiendo como las manifestaciones artísticas y en especial el teatro a través del tiempo ha ido evolucionando provocando nuevos lenguajes y formas de hacerlo, desde diferentes perspectivas, teorías, técnicas, metodologías que al final se enfocan casi siempre en un objetivo común, o sea hacer teatro para redescubrirnos, encontrarnos, palpar nuestras formas de pensar y visionar el mundo, pero sobre todo, un teatro que nos permite decodificar el sistema, romper paradigmas reinventado día a día la manera en que participamos en nuestros espacios sociales.
He entendido la importancia de hacer un teatro nuevo, un teatro que surja desde nuestras raíces, ese que busca que nos identifiquemos y sepamos en que contexto estamos parados… el que nos hace vibrar, emocionarnos y tocarnos para provocar la reflexión y la sinceridad… un teatro revelador que evidencie la condición del ser humano que existe en el tiempo movido por fuerzas racionales e irracionales, permitiéndole tener una concepción del tiempo de manera real reinventando sus imaginarios y su forma de actuar en el sistema actual. Y como diría Miguel Ángel Asturias: “Un teatro auténtico, de nuestras raíces indígenas, latinoamericanas”
[1] La nueva Modernización. Pág. 156-157
“En América Latina, hacia los años treinta se producen varios cambios: sociales, económicos y culturales que alteran la producción y recepción de objetos culturales y en el plano de la cultura, el rasgo más evidente es la proclamación, por ciertas minorías de intelectuales, la necesidad de sustituir formas artísticas anteriores por otras más deacuerdo con los nuevos proyectos sociales.
Con respecto al arte escénico se producen cambios significativos que generan una renovación del quehacer artístico y la producción teatral. Transformaciones que determinaron cambios fundamentales en la producción de obras de arte”. [1]
Y de esto surge mi inquietud…
Muchas veces me pregunto por qué y para qué es importante hacer teatro, arte en sí?. Y me he dado cuenta que es porque a nivel individual ha permitido que aflore las manifestaciones de mi ser y me ha permitido encontrar nuevos lenguajes para proponer no solo en el acto creador, también en mi forma de vivir y de reinventar mi existencia en este tiempo, no tiempo. Ha sido una herramienta que me a ayudado a entenderme y descubrirme, de habitar el planeta como individuo particular dentro de la colectividad.
Estudiando, poco a poco e ido entendiendo como las manifestaciones artísticas y en especial el teatro a través del tiempo ha ido evolucionando provocando nuevos lenguajes y formas de hacerlo, desde diferentes perspectivas, teorías, técnicas, metodologías que al final se enfocan casi siempre en un objetivo común, o sea hacer teatro para redescubrirnos, encontrarnos, palpar nuestras formas de pensar y visionar el mundo, pero sobre todo, un teatro que nos permite decodificar el sistema, romper paradigmas reinventado día a día la manera en que participamos en nuestros espacios sociales.
He entendido la importancia de hacer un teatro nuevo, un teatro que surja desde nuestras raíces, ese que busca que nos identifiquemos y sepamos en que contexto estamos parados… el que nos hace vibrar, emocionarnos y tocarnos para provocar la reflexión y la sinceridad… un teatro revelador que evidencie la condición del ser humano que existe en el tiempo movido por fuerzas racionales e irracionales, permitiéndole tener una concepción del tiempo de manera real reinventando sus imaginarios y su forma de actuar en el sistema actual. Y como diría Miguel Ángel Asturias: “Un teatro auténtico, de nuestras raíces indígenas, latinoamericanas”
[1] La nueva Modernización. Pág. 156-157
Hacer teatro Hoy. Luis de Tavira
MEXICO Y SIGLO XX EN EL TEATRO.
Este texto surge a partir de la necesidad expresar mi opinión acerca del documento leído… este punto de vista surge especialmente de esta posición del autor:
“El siglo XX ha sido para la historia del teatro, el siglo de mayor radicalización. Radicalización máxima de su misma esencia paradójica que ha forzado al teatro a exiliarse fuera del mundo en el que se ha consumado la teatralización total de su opuesto, aquello que antes de la era de la superproducción de la imagen del supermercado global era llamado realidad valores, ideologías, creencias, etc.… Hoy convertidos en espectáculo comercial. Así el transcurrir del teatro durante el siglo de la desintegración, ha sido una vertiginosa carrera hacia las salidas de emergencia que ocultan la realidad en las fronteras de un mundo cibernéticamente cercado que ha decidido a su vez huir fuera dela realidad hacia el centro del laberinto de una virtualidad donde los signos devoran las cosas.
Muchos más que el teatro, que es el arte del cambio, ha cambiado al mundo, que es la inmanencia de las apariencias”. [1]
Si bien el teatro ha sido un medio para que los seres humanos expresen y pongan de manifiesto su posición frente a sus realidades y forma de vivir, actuar, sentir , ha provocado que en el tiempo todos y todas aquellas que lo han asumido como forma de vida, hayan entendido que mientras el tiempo transcurre el teatro ha ido adquiriendo otras dimensiones que provoca reflexiones en cuanto a la necesidad de renovar técnicas y formas de abordarlo a partir de los contextos y situación actual de las sociedades, reformulándolo en cuanto a la esencia, forma de sentirlo, actuarlo, escribirlo, ponerlo en escena para pronunciar y aflorar con sinceridad las realidades del planeta en el ir y devenir de la historia.
En el caso particular de México del siglo XX y según Rodolfo Usigli considerado el propositor del pensamiento teatral mexicano más profundo, propone que es importante aprender a pensar el teatro desde su contexto (México), para ser capaz de inventar el teatro desde sus raíces, teniendo en cuenta que el siglo XX ha sido para el teatro una época que forzó al teatro a exiliarse frente a la industrialización y producción masificada: ese al que en el tiempo de la superproducción era llamado realidad: acontecimiento, historia, sociedad, política, sexo, guerra, crimen, valores, ideologías, creencias, costumbres, intimidad, ha sido convertido por los sistemas tecnológicos de medios masificadores, en un espectáculo comercial.
Si bien el teatro ha sido un fin, un medio para el “entretenimiento” también ha permeado e incidido en lo más profundo del ser humano, provocándole la necesidad de indagación para encontrarse y reflejarse frente a su vida personal, pero también frente a los otros con sus experiencias y vivencias cotidianas. Ha sido el teatro con el cual se han creado nuevos referentes que renuevan esa realidad oculta en ese vertiginoso laberinto de virtualidad y signos que devoran y oscurecen las cosas.
Yo diría que el teatro en su permanente evolución, ha pesar de sus transiciones en el tiempo, ha germinado desde las extrañas del hombre para develar sus pensamientos, sus visiones del mundo y sus habitantes, una búsqueda de la verdad en las que se revela la injustica, las problemáticas y las encrucijadas de la sociedad, pero también las pasiones, los amores, las ironías, las tristezas y las alegrías de quienes han llevado por bandera el arte de la creación teatral como un elemento que es solo un medio para tratar de entendernos y escudriñar los misterios más profundos del ser humano en búsqueda de igualdad, equidad, tolerancia, un arte que toca, provoca la fuerza para reinventar los sueños, la existencia de un ser que se forma y deforma en busca de la sinceridad y verdad de las cosas, encontrando la esencia y la forma de un mundo más real, más humano. Y como diría el autor del texto que el teatro sea: “Ser presente de la presencia y presencia del presente”.
[1] México y siglo XX en el teatro. Pág. 181
Este texto surge a partir de la necesidad expresar mi opinión acerca del documento leído… este punto de vista surge especialmente de esta posición del autor:
“El siglo XX ha sido para la historia del teatro, el siglo de mayor radicalización. Radicalización máxima de su misma esencia paradójica que ha forzado al teatro a exiliarse fuera del mundo en el que se ha consumado la teatralización total de su opuesto, aquello que antes de la era de la superproducción de la imagen del supermercado global era llamado realidad valores, ideologías, creencias, etc.… Hoy convertidos en espectáculo comercial. Así el transcurrir del teatro durante el siglo de la desintegración, ha sido una vertiginosa carrera hacia las salidas de emergencia que ocultan la realidad en las fronteras de un mundo cibernéticamente cercado que ha decidido a su vez huir fuera dela realidad hacia el centro del laberinto de una virtualidad donde los signos devoran las cosas.
Muchos más que el teatro, que es el arte del cambio, ha cambiado al mundo, que es la inmanencia de las apariencias”. [1]
Si bien el teatro ha sido un medio para que los seres humanos expresen y pongan de manifiesto su posición frente a sus realidades y forma de vivir, actuar, sentir , ha provocado que en el tiempo todos y todas aquellas que lo han asumido como forma de vida, hayan entendido que mientras el tiempo transcurre el teatro ha ido adquiriendo otras dimensiones que provoca reflexiones en cuanto a la necesidad de renovar técnicas y formas de abordarlo a partir de los contextos y situación actual de las sociedades, reformulándolo en cuanto a la esencia, forma de sentirlo, actuarlo, escribirlo, ponerlo en escena para pronunciar y aflorar con sinceridad las realidades del planeta en el ir y devenir de la historia.
En el caso particular de México del siglo XX y según Rodolfo Usigli considerado el propositor del pensamiento teatral mexicano más profundo, propone que es importante aprender a pensar el teatro desde su contexto (México), para ser capaz de inventar el teatro desde sus raíces, teniendo en cuenta que el siglo XX ha sido para el teatro una época que forzó al teatro a exiliarse frente a la industrialización y producción masificada: ese al que en el tiempo de la superproducción era llamado realidad: acontecimiento, historia, sociedad, política, sexo, guerra, crimen, valores, ideologías, creencias, costumbres, intimidad, ha sido convertido por los sistemas tecnológicos de medios masificadores, en un espectáculo comercial.
Si bien el teatro ha sido un fin, un medio para el “entretenimiento” también ha permeado e incidido en lo más profundo del ser humano, provocándole la necesidad de indagación para encontrarse y reflejarse frente a su vida personal, pero también frente a los otros con sus experiencias y vivencias cotidianas. Ha sido el teatro con el cual se han creado nuevos referentes que renuevan esa realidad oculta en ese vertiginoso laberinto de virtualidad y signos que devoran y oscurecen las cosas.
Yo diría que el teatro en su permanente evolución, ha pesar de sus transiciones en el tiempo, ha germinado desde las extrañas del hombre para develar sus pensamientos, sus visiones del mundo y sus habitantes, una búsqueda de la verdad en las que se revela la injustica, las problemáticas y las encrucijadas de la sociedad, pero también las pasiones, los amores, las ironías, las tristezas y las alegrías de quienes han llevado por bandera el arte de la creación teatral como un elemento que es solo un medio para tratar de entendernos y escudriñar los misterios más profundos del ser humano en búsqueda de igualdad, equidad, tolerancia, un arte que toca, provoca la fuerza para reinventar los sueños, la existencia de un ser que se forma y deforma en busca de la sinceridad y verdad de las cosas, encontrando la esencia y la forma de un mundo más real, más humano. Y como diría el autor del texto que el teatro sea: “Ser presente de la presencia y presencia del presente”.
[1] México y siglo XX en el teatro. Pág. 181
Teatro de Arte Universitario. Hernandez Solis, adolfo Guatemala,
Teatro de los Andes
No hay comentarios:
Publicar un comentario